Uno de los ataques que se le hace al psicoanálisis es a
partir del lugar que asigna a la culpabilidad. En algunos entornos, se hace
alusión del psicoanálisis como cómplice de una empresa de culpabilización. El argumento
vendría dado por postular un papel causal de la estructura y las relaciones
familiares en el inicio y mantenimiento de una enfermedad mental. Es una idea
que pone en primer plano una cierta concepción del Edipo, más próximo al mito
religioso, que enfatiza los aspectos deficitarios o carenciales de la familia. En
realidad no deja de ser un gran desconocimiento de lo que el psicoanálisis es, que
más bien ha contribuido a desentrañar una gran cantidad de paradojas. Para
comprender algo de la culpabilidad hay que partir de una cierta concepción de
la pulsión, y no del Edipo como mito religioso.
En el trabajo de acompañamiento que realizo con un grupo
de padres con hijos con enfermedad mental, el tema de la culpa aparece
espontáneamente casi siempre. En ocasiones se presenta como viniendo del
exterior, por ejemplo que un profesional sanitario, o un docente en el caso de
niños y jóvenes, ha culpabilizado a la familia. Otras veces, surge por intentar
explicar el sentimiento que una madre no puede evitar pensar qué hubiera
ocurrido de haber hecho las cosas de otro modo. Estos hechos hay que
destacarlos porque nos dicen algo de la posición íntima a la que se ven
confrontados como padres, pero también como sujetos. En realidad no hay que
ignorar que la culpa es un sentimiento complejo que resulta del modo como se
han integrado las relaciones con los demás.
Culpabilizar o desculpabilizar caerían en el dominio de
la moral. La vía de la ética que inaugura el psicoanálisis es que todo sujeto
está llamado a responsabilizarse de aquello que lo hace sentirse culpable. Es
lo que Freud puso de relieve con Dora, al preguntarle qué tenía ella que ver
con eso de lo que se quejaba, y que Lacan llamó "rectificación subjetiva
en lo real".
La culpabilidad es un elemento que sirve para dar sentido
y significado a una experiencia traumática. El sentimiento de culpa no es otra
cosa que una patología esencial del sujeto, porque conecta al sujeto con la
responsabilidad, esto es se hace capaz de responder de aquello que le ocurre. A
menudo es una manera de percibir que algo tenemos que ver con aquello que nos
ocurre. Si lo pensamos bien, Freud lo señala, en realidad el sentimiento de
culpa está en los fundamentos del lazo social, puesto que vivir con los otros
quiere decir que no puedo encontrar disculpas para todo.
Qué quiere decir el sentimiento de culpa? Quiere decir
que me siento responsable de no se qué.
Este no se qué tiene que ver con el
inconsciente, claro está, y es por esto que el sujeto a menudo se extravía y es
necesario acompañarlo para tratar este fenómeno. La experiencia analítica puede
ayudarlo a situar las coordenadas que han causado el malestar o la angustia y
así ofrecer al sujeto una nueva oportunidad.
El psicoanálisis permite traducir en una lógica la
culpabilidad, como regulador de nuestra relación con el sufrimiento y con
nuestras satisfacciones. En efecto, la culpa introduce la dimensión del deseo y
del goce. La culpa lo es por el hecho de gozar. El goce del sujeto, al tratar
de ser tramitado por el inconsciente pone al descubierto la insuficiencia del Otro
para dar cuenta de él. Por eso en el campo psicoanalítico no se contempla el
perdón, se trata más bien de la elaboración o de la tramitación del goce
incluido en la repetición sostenida en la búsqueda de goce. De otro modo, no
querer saber nada del inconsciente es un pecado que siempre se paga caro.
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